jueves, 17 de diciembre de 2009

Primera nevada del invierno.


Ayer, día 16 de diciembre, con un frío que pela en Londres, cayó la primera nevada del invierno sin hacer mucho más que dar por saco, porque ni cuajó ni na de na, solamente enguarrinó la calle y fastidió los maratones de compras que se están pegando algunos, porque aquí no hay reyes, hay solo papá Noel, y llega la semana que viene y algunos no han hecho sus deberes… (me incluyo entre ellos, pero yo ayer estaba currando).

Total, que en mi camino de vuelta del curro andando, diez minutitos en poco más de un kilómetro que son un crisol de formas y colores en lo que al vestir se refiere, me dí cuenta de lo absurda a la par que ridícula puede llegar a ser la gente. O es que mi sentido de la comodidad (y el común), superan con creces cualquier moda, tendencia o diseño vanguarista. Vamos, que ande yo caliente, ¡ríase la gente!, aunque lo mismo debía pensar algún esperpento con el que me crucé mientras andaba, pero al reves, y en inglés. Detallo:

-Mi outfit: ropa interior, (of course), leotardos gorditos, camiseta térmica de manga larga y cuello alto, jersey de cuello vuelto, chaqueta de lana, abrigo, bufanda, gorro de lana, guantes, y botas de piel.

-La de la tendencia cool en cuestión: medias transparentes, pantalón de verano floreado por encima del muslo, (de estos que solamente te pueden quedar bien si mides dos metros de alto y pesas 30 kilos), abrigo de piel sintética por encima de la cintura y manga por el codo, (a pelo, sin jersecito a la vista), y manoletinas roídas.

¡Toma ya! tengo que empezar a tener la buena costumbre de llevar mi cámara de fotos allá donde vaya, incluso al trabajo. Que luego me pierdo primicias como estas y sólo puedo detallarlas por escrito cuando una imagen (¡y qué imagen¡), vale más que mil palabras.

Pero lo mejor es que no era la única ni de lejos. La gente en esta ciudad por la mañana se asoma a su ventana y si ven que hace sol, como ocurre tan raramente, da igual que sea agosto que diciembre, se plantan lo más ligero que pillen en el armario aunque les quede como una patada en el culo, vayan hechas unas ridículas, y por supuesto corran el riesgo de cogerse una pulmonía o de sufrir una hipotermia al menos en los piececitos, o todas las anteriores a la vez.


A falta de foto del evento mencionado, pongo una de todo lo contrario, la Britney con botas UGG (calentitas calentitas), en pleno verano y bebida del McDonalds en mano.

Sin comentarios.

sábado, 5 de diciembre de 2009

¿Quién dijo crisis?


En Londres por lo visto no está. O al menos los sábados cierra el candao, porque hoy han cortado todo Oxford Street al tráfico para que la gente se diera bien a gusto a las compras navideñas. Y la gente lo ha dado ¡todo, todo! Estaba la calle repletita, solo se veían cabecitas con paraguas y gorros de lana, que hace ya un frío que pela y la lluvia no perdona. Y claro, todas las tiendas con las puertas abiertas de par en par y ofreciendo "gifts for free" a modo de reclamo para todos aquellos deseosos de encontrar el regalo perfecto, (bueno, bonito y barato), en Prymark, posiblemente.

Y en estos días es cuando yo me pregunto de qué habla todo el mundo cuando se refiere a la crisis, porque esto es una cosa, pero cuando a partir del veintitantos de diciembre vuelva a ver a la gente haciendo cola en la puerta de Selfridges (El Corte Inglés de aquí, para entendernos), para conseguir un bolso de Gucci al 40 % (como si eso significara que su precio fuera menos ridículamente excesivo), le haga una foto y la cuelgue aquí, todo el mundo entenderá por qué digo que de qué leches hablan cuando mencionan la renombrada crisis.

El paro sube, dicen. ¡Pues normal! Tengo dos opciones:

Opción uno: encuentro un trabajo donde me pagan 750 € mensuales por currar 40 horas (mínimo) a la semana.

Opción dos: vivo como si estuviera de vacaciones y me corresponde de paro (porque yo me lo he ganado currando anteriormente) 700 € al mes.

¡Ufff, déjame pensarlo! Creo que opto por la opción tres: ¡¡¡me tiro al paro y me compro mi bolso de Gucci en Selfridges con el 40% de descuento!!!

Pero no podemos hacer esto, ¡está mal! Que descuadramos las estadísticas y los políticos se vuelven locos… bueno, es cierto, lo reconozco, hay crisis, pero es que me parece a mi que lo que hay también es mucha psicosis, y la gente se dedica a meter moneditas debajo del colchón, lo que solo genera más de la una y de la otra!! Pero bueno, no hablo de crisis más, porque no tengo ni idea de economía más que por lo que aprendí leyéndome el libro de La Crisis Ninja, (muy divertido y recomendable, por cierto), y como en todo, tengo mi propia visión del asunto y no voy a darle más bombo al tema, que luego mi maridín me dice que soy una incendiaria.

El caso es que yo voy a evitar a toda costa los sábados predestinados a compras navideñas, porque son el peor día para hacerlas. En ocasiones como estas simplemente no hay nada mejor que ir contra las normas, que parecemos rebaños de ovejas todos yendo de cabeza a comprar, a empaquetar, a cargar como mulas, ¡qué pereza! El año pasado creo que me crecieron los bracitos de lo que me pesaban las doscientas bolsas con las que volví a casa como si me hubieran dado una paliza, un sábado de compras, claro, y este año por ahí no paso. Las haré en varios días, de poquito en poquito, sin prisa pero sin pausa y aprovechando las rebajas que aquí se adelantan a las españolas, con eso de que los Reyes Magos no pasan por estos lares.

Y si a alguien le toca regalito del Prymark en el amigo invisible, que no se queje, ¡que estamos en crisis¡

lunes, 2 de noviembre de 2009

Los achaques de la edad.


Últimamente y de la forma más absurda, me he dado cuenta de que me estoy haciendo mayor. No tengo arrugas demasiado visibles, no tengo canas porque las pocas que osan aparecer por encima de mi castaña cabellera son cortadas sin piedad “al uno”, no tengo reumas, falta de memoria, dolor de huesos, o cualquier cosa que venga con los años, pero sorprendentemente mi vejiga se está haciendo cada vez más pequeña, y mis ojeras cada vez más grandes. Y casi me atrevería a decir que lo segundo es consecuencia de lo primero, porque desde hace algún tiempo, cosa que en la vida, tengo que levantarme por la noche para ir al baño como si en ello consistiera mi vida, porque si no, creo sinceramente que sería capaz de mearme encima. Por supuesto no he hecho la prueba de aguantar, ni la pienso hacer, por dos razones, una, muy obvia, no quiero mojar el colchón con 27 años y como consecuencia probablemente a mi maridín que duerme plácidamente a mi lado. Y otra, porque es imposible volver a dormirse con la sensación de que tienes que ir al baño. Consecuentemente, me levanto un mínimo de una vez cada noche, lo que hace que pierda el hilo del sueño y el descanso en las escasas 6 horas que duermo cada día.

Así que mi rutina mañanera se convierte en una ducha, un desayuno y una buena capa de anti ojeras, un “must” que nunca pensé necesitar hasta hace bien poco, y en lo que seguramente influye la falta de sol. Resultado, mis ojeras blancas como la leche. A esto añado que duermo con antifaz porque no soporto la luz mientras duermo y creo que me aprieta un poco de más, por lo que me levanto con los ojos rojos y una marca alrededor de los ojos que me dura hasta bien entrada la mañana, lo que me hace parecer un mapache entre eso y el blanqueamiento de ojeras. Así que cada mañana lo primero que me dicen mis compañeros de curro al verme entrar por la puerta es –tienes cara de cansada-, antes ni siquiera de los buenos días. ¿Qué mejor forma de empezar el día?. Mejor no contesto, por no parecer descortés.

Conclusión, difícil en Londres, ¡menos agua y más sol¡

sábado, 10 de octubre de 2009

Fashion in London (yéndome por las ramas).


Últimamente se ha puesto muy de moda esto de las colecciones limitadas diseñadas por megadiseñadores a precios (más o menos) de tiendas “High Street”, véase H&M y UNIQLO, por ejemplo. La de UNIQLO con la colección +J, por Missis Jill Sander, no ha estado mal del todo, porque la calidad estaba bastante bien, y eran realmente precios de la firma nipona, aunque un poco demasiado oscura para mi gusto, sobre todo en los abrigos, tanto que para diferenciarlos tuve que ponerme a contar botones y bolsillos, y el navy y el black se deben diferenciar en el forro, o quizá haya que ponerlos directamente bajo la inexistente luz del sol, porque bajo los focos de la tienda, eran como dos gotas de agua. En esta ocasión no ha sido una colección limitada como en H&M en pasadas ocasiones en las que la gente entraba en la tienda corriendo según abrían las puertas, arramplaba con toda una hilera de perchas, y se intentaban embutir en una talla S cuando era más fácil saltarlas que rodearlas, sólo porque aquello era una gabardina de Viktor&Rolf, (y esto lo he visto yo con estos ojitos). Lo más gracioso de todo era que la gran mayoría de esa gente ni siquiera sabía quien era Viktor&Rolf antes de que H&M los lanzara al estrellato de la gente de a pie a nivel mundial. Yo por mi parte me incluyo en esa inmensa mayoría, pero como buena friki de la moda que soy, cuando fui a Milán entré en su “boutique invertida” y me di cuenta de tres cosas, que la tienda era genial, que sus precios seguían siendo ridículamente excesivos para el diseño y calidad en muchos de sus artículos, y por último que lo único que me compraría de su marca es el perfume Flower Boom, que me encanta, por cierto, intenso y pachulesco, pero para gustos, los colores, (y los olores).

Me estoy yendo por las ramas, el caso es que esta vez, ¡voy a ir a una preview!, (o al menos voy a inscribirme para intentarlo), de la colección de Jimmy Choo para H&M, sin ninguna intención de comprar la verdad, porque todo lo que he visto hasta ahora en publicidades no me ha gustado ni un pelito, demasiada tachuela y demasiado tacón, como se nota que el señor Jimmy Choo no va andando a su trabajo a 1 km de distancia y vuelve todos los días sobre los taconazos que le han hecho famoso. Si lo tuviera que hacer, adoraría las “Happy Look” (Converse), como yo lo hago, o haría como el 90% de las mujeres de esta ciudad, prácticas como ellas solas, que van tan monas ellas con sus trajes de ejecutivas, de oficinistas, o de lo que sea, con sus faldas, sus blusitas, sus chaquetas, sus bolsos, sus peinados, sus maquillajes apurados en dos minutos en el metro que corre que se las pela, y de repente, sus deportivas, esas deportivas que ni yo me pondría para el gimnasio porque son de corredor maratoniano, ¡y los zapatos de tacón de aguja metidos en una bolsa del Tesco! ¿Pero que mierda es esta? Si te pones estupenda para ir a trabajar, que sea con todas las consecuencias ¿no?. Pues no, lo de antes muerta que sencilla se quedó en aquella niña repelente que cantaba la canción, aquí la practicidad es un grado, y si te duelen los pies, te descalzas, y punto. No se como la gente se coge la gripe A, después de haberse recorrido Londres descalza has tenido que inmunizarte hasta de la malaria.

Me he vuelto a desviar del tema, pero es que los estilismos de Londres, dan mucho que hablar. Esta misma noche cenaba con unos amigos y hablábamos de cómo visten las chicas en Londres para salir de fiesta por la noche. Da igual que sea invierno, verano, ellas salen arregladas como princesitas, con mini vestidos aunque sus piernas sean del tamaño de mi tronco, con escotes hasta el ombligo, y sandalias aunque tengan los pies morados, total, al ratito se las quitan ¡y fuera!.

Una amiga y yo nos preguntábamos por qué no llevaran abrigos cuando salen de fiesta en invierno, ¿será por no pagar el ropero?, que no creo que cueste más de £2, vamos que te sale rentable si lo comparas con el gripazo que te puedes pillar por no hacerlo. Y después de mucho dilucidar hemos llegado a la conclusión de que probablemente se tajaban tanto cada noche que después de 10 minutos de frasquete simplemente dejaban de sentir el frío, ¡que es mucho más lamentable que no querer pagar los £2 del ropero! En fin, que este tema podría dar para mucho más, pero simplemente me ha entrado el sueño y me voy a la cama. A ver si con un poco de suerte consigo las entradas para la preview y me saco un plan estupendo para el viernes 15 sin gastarme un pavo, que para ser Londres, ya es para darse con un canto en los dientes.

sábado, 6 de junio de 2009

Festivales Veraniegos.


Con la llegada del verano, Londres se llena de festivales y eventos callejeros, para sacar a la gente de su letargo invernal, con la llegada del sol, el bueno tiempo (sólo a veces, no olvidemos que esto es Londres). La semana pasada fue el “Taste of Spain” y esta semana el “Charlotte Street Food Festival” .

A cual más lamentable.

El “Taste of Spain” cortó Regent Street en su parte sur, desde Oxford Circus hasta Picadilly Circus, para ofrecernos dos paellas gigantes de las cuales no opino porque no las llegué a probar, un espectáculo de caballos de Menorca, que fue lo único que valió un poco la pena, danzas típicas de no recuerdo muy bien que región y un espectáculo de sevillanas del que pudieron disfrutar no más de 50 personas, ya que en vez de hacerlo en algún sitio a la vista de todo el mundo pensando que posiblemente sería una de las partes con más atractivo para “guirilandia”, lo hicieron dentro de una caseta cerrada. Muy lógico. A parte, unos diez stands dispersos por toda la calle ofreciendo información a cerca de algunas de las comunidades autónomas, entre ellas Madrid, que no destacaba en absoluto. No me extraña que todos los guiris luego sigan pensando que Barcelona es la capital de España.

Así que yo no entiendo muy bien el nombre del “Taste of Spain” a menos que España sepa a paella y caballos de Menorca.

No obstante en la edición online de El Mundo, antes ni siquiera de que el evento hubiera empezado ya habían sacado una noticia hablando de su gran éxito. Como se nota que el que lo escribió no estuvo aquí.

Y es que es lamentable, que teniendo la oportunidad de hacer algo en una calle tan céntrica como si te cortaran Gran Vía desde Callao hasta Banco de España, lo desperdicies de esa manera. Yo habría puesto un tablado gigante para hacer espectáculos de sevillanas cada hora en la parte baja de Regent Street, los caballos en el centro como estaban, era lo único que estaba bien (siempre a mis críticos ojitos, claro), otro escenario para otros bailes regionales alternados con las sevillanas, y entre medias, a parte de las paellas, que tampoco estaban mal del todo, mesas y sillas para poder degustar “tipical Spanish food” en condiciones, que al fin y al cabo es lo que llama a la gente, el picoteo, el saborcillo de lo nuevo o lo conocido, pero la chicha en cuestión, y no un puñado de panfletos que vas a tirar a la basura según entres por la puerta de tu casa.

Eso sí, los sombreritos de paja que regalaban tuvieron un éxito abrumador.

Respecto al “Charlotte Street Food Festival” tres cuartos de lo mismo. Anunciaban 50 chefs con puestos en la calle y yo me esperaba algo como pequeñas muestras de comida de cada restaurante para cazar clientes y probar distintos tipos de cocina, ya que la calle está repleta de restaurantes de todas las nacionalidades. En lugar de eso, tres puestecillos dispersos y nada “for free”. Me quedo con el buen gusto de haber descubierto un pub a la vuelta de la esquina, de lo más auténtico y con unos precios de risa.


Conclusión, quien organice este tipo de eventos debería plantearse pedir su dimisión antes del verano que viene, (o contratarme a mi).


martes, 31 de marzo de 2009

Tuberías y atascos varios.

Creo recordar que en una de las últimas entradas, (o en varias), alardeaba de las ventajas de estar viviendo en el centro de Londres, etc, etc, etc. Bueno, pues retiro todo lo dicho con anterioridad, porque precisamente por lo antiguas que son las casas en el centro de Londres por norma general, y por consiguiente, el tamaño de sus tuberías, que debe ser como el diámetro de un cacahuete, yo ahora tengo un atasco en el baño que me impide usar la ducha, el lavabo, y lo mejor de todo, el váter.

Estas cosas son como el anuncio de Ono, o no me acuerdo de quien, da igual, el caso es que el tío abre el grifo y sale agua, y nunca nos preguntamos a cerca del mecanismo en cuestión, el caso es que tu vas al grifo y cuando lo abres, das por hecho que va a salir agua, y cuando sale el agua también das por hecho que va a irse por el sumidero y desaparecer tan pronto como ha salido... pero no das por hecho que se va a quedar ahí, y que tu no puedes hacer nada para que se vaya. Y cuando digo agua, también me refiero a otras sustancias.

Total, que anoche vino un fontanero "de urgencia", para verlo, poner cara de asco y decirme que esto no lo podían solucionar hasta mañana. O sea, hoy. Hoy, viene otro fontanero, pone exactamente la misma cara de asco al verse todo el pastel, y me viene a decir lo mismo, porque el problema, en este caso un tapón del tamaño de una aceituna, probablemente, está en las cañerías, no justo detrás del váter, del lavabo, o de la ducha. Con lo cual nos tienen que desmantelar media casa para cambiar las tuberías y poner unas de un tamaño normal, al menos del tamaño, no se, ¿de una ciruela, o un limón pequeño?, algo que pase de la categoría de fruto seco, por favor.

Así que para terminar hasta mayor novedad, recomiendo a todo aquel que pretenda mudarse al centro de Londres en particular, o a una casa de unos cuantos años en general, que lo mire todo con lupa, porque estas "sorpresitas" te dan ganas de quemar la casa desde los cimientos, con todas sus raquíticas tuberías incluídas.

domingo, 15 de marzo de 2009

Love Actually.

Estamos en el salón. Llevamos todo el día pintando la casa, y de vez en cuando nos asomamos a la ventana para cotillear un borracho dando patadas a un cubo de basura, el vagabundo que merodea por el barrio y se sienta en el banco de debajo de casa dando alaridos en contra el mundo, grupos de gente que viene de cenar y se hablan a gritos por el exceso de alcohol… y de repente hoy, Elvis Presley, I can´t help falling in love with you. Al principio pensaba que era un coche parado en el semáforo con la música demasiado alta, pero al seguir oyéndolo, añadiéndole gente coreando a Elvis, hemos decidido sacar la cabecita y ver que se cocía poco más abajo, y justo en frente de casa, un coche aparcado con la puerta abierta y la canción puesta a todo trapo, y fuera de él, un chico con cartulinas de colores en las manos mirando hacia la ventana del primero, en la ventana del primero una chica asomada mirando al chico del coche con las cartulinas en la mano. En TODAS las ventanas de los alrededores, incluyendo la nuestra claro, gente asomada, y bajo nuestra ventana, un grupo de 15 parejas “maduritas” bailando al son de la música y viendo en primera línea el espectáculo. ¡El chico se le estaba declarando! ¡Qué bonito! Casi se me saltan las lágrimas (a mi y a medio vecindario). Ahí estábamos todos esperando a ver que pasaba… y de repente la chica desaparece de la ventana – Uy! Irá a bajar ¿no?, porque claro, tendrá que bajar a ver al chico! – Y de repente se abre la puerta del portal y aparece la chica y se abraza al chico, mientras claro, la canción sigue sonando con su ritmillo lento y románticon…

Like a river flows surely to the sea

Darling so it goes

Some things are meant to be

Take my hand, take my whole life too

For I cant help falling in love with you”

Y no nos ha quedado otra a mi, a los maduritos de abajo, a todos los transeúntes que se han ido parando a ver que pasaba y a todos los demás vecinos que miraban desde sus ventanas, que ponernos a aplaudir, porque hasta ahora esto solo pasaba en “Love Actually”, ¡pero no en la acera de enfrente de mi casa!

sábado, 14 de marzo de 2009

Perdón por el retraso y la vergüenza ajena.

Esta entrada va de dos temas, porque aunque este blog no lo lea mucha gente (aún), me debo a mis fans y mis fieles, y debo pedir perdón por el retraso, pero tengo una buena excusa. Nos hemos mudado de casa, ¡Si! ¡Por fin!, así que hemos estado de IKEA a la ferretería, de la ferretería a comprar chuminaditas varias para la casa, de casa al IKEA otra vez, a pintar, a atornillar, a taladrar… vamos, que: uno, me he dado cuenta de que soy una manitas y me das un par de tirafondos y te hago una central nuclear. Y dos, ¡la de vocabulario en inglés que puedes aprender en una ferretería!

El caso es que después de mes y medio de reformas y manos de pintura, esto ya va tomando otro color, incluso el pequeño inquilino al que llamamos Jerry que se colaba por algún agujero en nuestra cocina por las noches, (sí, un ratón), parece que se ha cansado de visitarnos (¡menos mal!), o bien ha palmado por el veneno que acabamos por poner en media casa, aunque yo quiero pensar lo primero, que como mueva un día cualquier mueble y me lo encuentre ahí seco me va a dar algo.

Bueno, es el precio por vivir en el centro de Londres, que estás a un paso de todo y todo te pilla cerca, pero a los roedores también les pillas cerca tú. Bueno, tema “perdón por el retraso” cerrado.

Ahora viene lo bueno. Vuelo de vuelta desde Madrid el lunes tras un fin de semana agotador por todos los compromisos sociales que tuvimos (creo que no he tomado tantos cafés con gente distinta en toda mi vida), y es que al final 50 horas son lo que son, y por mucho que las queramos estirar no dan para más, pero las exprimimos al máximo. Vuelvo al tema que me voy por las ramas. Supongo que todo el mundo sabe que el Madrid jugó (y perdió) contra el Liverpool el martes, y se esperaba que numerosos hinchas del Madrid se plantaran en Liverpool para ver el partido y animar a su equipo, pero yo en particular no esperaba que 30 de ellos lo hicieran en el mismo avión que yo a las 7 de la mañana, con un sueño que pa qué.

A pesar de que yo soy bastante poco futbolera, y con esto quiero decir que el futbol realmente me la trae al pairo, respeto completamente la gente a la que si que le gusta, ¡para gustos los colores vamos!, e incluso, puedo hasta llegar a emocionarme con algún partido importante si me he tomado dos cervezas y no me ha quedado otra que ir a ver el partido, pero lo lo del avión ya pasó de castaño oscuro.

Nos metemos en el avión y el que debía ser el gracioso del grupo ya empezó a “ronear” a la azafata a voz en grito, por hacer la gracia delante del resto del grupo. La azafata le estaba hablando todo el rato en inglés, y yo creo que en realidad era española pero intentaba tener el mínimo de conversación con el energúmeno en cuestión. Yo le habría hablado en checoslovaco después de tirarle café hirviendo en los pantalones “accidentalmente”, pero por suerte para muchos, no todo el mundo piensa como yo.

Luego gracias a un antifaz para la luz, los tapones para los oídos, y que el asiento de al lado estaba libre y pude hacerme una bola entre éste y el mío, conseguí quedarme dormida y no despertarme hasta unos 20 minutos antes de aterrizar, cuando los alaridos de los 30 hinchas me despertaron al grito de “¡Arriba, arriba, arriba, arriba con ese balón, que Juanito la recoge, que Juanito la recoge y Santillana mete gol!”, y “¡Oe oe oe oe oe oe oe oe oe… hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual¡”, y similares… y yo pensaba… - si a mi me parece genial que la gente tenga ganas de celebrar un partido, que se van de viaje todos juntos, perfecto, pero ¡joder! ¡Yo he dormido 4 horas y tengo que estar aguantando a estos gañanes! -.

Después de esto los gritos desvariaron a “!Que bote que bote que bote mi cipote¡” y ya si que fue la auténtica vergüenza ajena. - ¿Donde se deja la gente los modales y la educación cuando se comporta así en un avión donde (recuerdo), no viajan los jugadores del Real Madrid, si no otros 80 pasajeros que no tienen por qué compartir tu afición a ningún deporte ni a ningún equipo? -.

Decidí correr un tupido velo al asunto pero me parecía digno de mención, y entre eso, y el pequeño percance que tuve con una simpatiquísima azafata de Ryanair a la que también me hubiera encantado tirarle café donde fuera, y casualmente llevaba uno en la mano en el momento en que “la tuve” con ella, he decidido que salvo que encuentre un vuelo de estos de 5 € tasas incluidas, no pienso volver a volar con Ryanair nunca más, ¡he dicho!


domingo, 18 de enero de 2009

Fiebre del sábado noche.

Supongo que por ser domingo, porque he dormido 10 horas y por aquello de que estoy en plan chillout, se me ha pasado un poco la vena asesina que me dio ayer por la noche, provocada por el maravilloso metro de Londres, del que tanto alardea su alcalde, por el que yo pago una pasta gansa, y que siempre, sea el día o la hora que sea, tiene problemas.

Me explico, tras introducir por qué anoche, con lo a gusto que estábamos en nuestro pequeño nido de ermitaños viendo películas y comiendo “palomas” , nos decidimos a salir justo en el preciso momento en que se puso a llover, que raro, y todo fue porque era el cumpleaños de una amiga, y a esas cosas tienes que ir.

Encima es toda una motivación para salir el hecho de plantearte cómo ir a cualquier parte teniendo en cuenta que de por sí nosotros vivimos a tomar por saco de todo aquello que se pueda considerar “civilización”, y que para más INRI nos cortan la línea de metro de casa todos los fines de semana por obras. Vamos, que salimos con la idea de casa de que llegaríamos “algún día”, es decir, que el trayecto mínimo sería de una hora.Vale, hasta ahí lo llevamos bien.

El problema vino derivado de la lluvia. Por la lluvia, resulta que se estropeo una línea de metro o una vía de tren o yo que se que leches se estropeó, y de repente de estar a tres paradas de nuestro destino, resultó que habíamos cruzado misteriosamente (porque en el plano no se veía ninguna vía entre esas dos estaciones ni viva ni muerta), a otra estación, a tomar por saco de donde estábamos, y más aún a tomar por saco de donde teníamos que ir. Todo esto, como he dicho derivado de la lluvia. Y yo me preguntaba tras media hora de espera en el tren en una de las estaciones, - ¿pero esta gente no sabe que en su país llueve, y llueve mucho? – vamos, es que la lluvia en Londres es más conocida mundialmente que el Big Ben. Pues no, aquí no contaron con ello por lo visto ayer por la noche. Total, que después de esperar otra media hora en otra estación, aparece un hombre muy dicharachero y nos comunica que el tren que iba hasta el punto A, ahora solo va hasta el punto B (a mitad de camino vamos, como si el tren de la línea 5 que tuviera que ir hasta Aluche solo llegase a Callao y punto y final). Total, que una chica que tenía que ir al punto A para coger después un autobús que la llevaría a su casa en el punto C (debía vivir en Liverpool por lo menos), le dice al hombre, - ¿y cómo voy yo a mi casa?-. Pobre, yo pensaba, - ¿esta noche? Esta estación es tu casa, pequeña-, pero ella, muy tranquilamente, se limitó a coger sus cosas y decir –Rubish, rubish, rubish!-, como si me pasa a mi eso y exclamo –¡retuétanos, retuétanos, retuétanos!- vamos, todo un desahogo. Yo si fuera ella, habría empujado escaleras abajo al hombre dicharachero, después de haber puesto el grito en el cielo por la mierda de transporte underground, overground, superground o como quieran llamarle que tienen en esta ciudad.

Finalmente, tras otras 5 paradas en el último tren de esa noche, conseguimos llegar dos horas y media después a nuestra fiesta de cumpleaños, mojados, con frío, y con pocas ganas de fiesta.

sábado, 17 de enero de 2009

Mi despedida a Martín Lobo.

Querido Martín:

Como nunca he sido ferviente seguidora tuya ni fan incondicional, no creo merecer el puesto entre tus despedidas más apreciadas o notables, como escribiste en tu último blog, pero quería hacerte mi ovación particular en este mi pequeño espacio que casi recién inauguro, y que aún no se muy bien ni hacia donde enfocar. En fin, todo se verá con el tiempo.

Seré breve: realmente voy a echar de menos abrir elmundo.com (además yo soy más de elpais.com), y ver tu entrada de turno en la sección de blogs, o mejor dicho que mi maridín me diga “¿has leído lo último de Blogback Mountain?”, porque si no fuera por él, que sí es más de elmundo.com, nunca te habría leído.

El caso es que me he reído tanto con tus entradas, con tus comentarios afilados y tajantes y tu lengua viperina que no me parece justo que simplemente decidas echar el candado y a otra cosa mariposa. Como seguidora relativamente nueva de tu blog reclamo una continuidad que se que no se va a dar, pero por reclamar que no quede, que es gratis. Nada más.


Encantada de haberte leído.


sábado, 10 de enero de 2009

Para abrir el año.

 Ya no es estamos en Nochevieja, así que llego tarde para pedir los deseos para año nuevo y todo el rollo, solo confío en que la moneda que tuve en el zapato derecho durante la cena y las uvas, haga el trabajo que se supone que tenga que hacer durante el próximo año. Que arregle la crisis, por ejemplo.

El caso es que hoy he decidido empezar este blog de todo un poco. Hoy día 10, bueno, ya es 11 porque son las 00:34, he decidido que uno de mis propósitos para el año 2009 es empezar esto y continuarlo.

En realidad no tengo nada especial que contar, simplemente estaba aburrida, con ese tipo de aburrimiento que te lleva a la productividad (o no), o por lo menos a “intentar hacer algo útil” (o no). ¿Quién sabe?

El año nuevo no ha empezado mal, me siento positiva, así que diremos que por lo menos tengo trabajo, (dos, encima le quito el puesto a alguien), pude pasar las vacaciones en familia y volver a Londres con tan solo una hora de retraso volando con Iberia, que por lo que he leído hoy en el periódico es casi mejor que el Gordo de Navidad, y en general mi vida es estupendamente rutinaria y casi lo prefiero, porque al final salir de esta rutina es más estresante que ir a las rebajas en medio de una supuesta crisis (que por lo menos en Londres, no se donde está). Encima los Reyes Magos este año han sido la releche y me han traído un montón de cosas, (será que también este año he sido muy buena), entre ellas mi flamante iPhone en el que no recibo ni mensajes ni llamadas de gente de España porque se deben pensar que les van a cobrar 5 € por minuto, pero lo entiendo, que estamos en crisis.

El caso es que vivo en mi pequeño mundo de nuevas tecnologías (o eso me encanta creer), dobles trabajos, anocheceres prematuros, y metros, transbordos, y más metros para moverme por esta enorme ciudad perdiendo cantidades enormes de tiempo que por lo menos aprovecho para leer, sana costumbre que he recuperado desde que estoy aquí, aunque haya sido forzosamente.  

Al grano, que abres el periódico (la edición online, me refiero) y ves los desastres que pasan en el mundo y que en realidad no te afectan para nada, y de los cuales vivirías totalmente ajeno si no leyeras el periódico todos los días por saber que pasa más allá de tus narices, y te preguntas como a estas alturas de la vida pasan estas cosas, y ¿cómo podríamos ponerle fin? y como las personas que podrían de alguna manera ponerle fin no parecen hacer nada más que intentos en vano porque son pequeños intentos, son sugerencias de parar problemas, no son verdaderos “aquí estoy yo, y esto se ha terminado”, porque claro, eso desembocaría en la tercera guerra mundial ¿no?. Yo creo que no. Así que sigo leyendo sobre gente que muere por una guerra que no es suya, gente que mata porque si, gente que pega y asesina a la gente que dice que quiere, y un largo etcétera, así que a día 11 de enero de 2009, mi única petición para este año que empieza es que todos nos volvamos un poquito más “personas” y seamos conscientes de que no vivimos solos en este mundo.