jueves, 17 de diciembre de 2009

Primera nevada del invierno.


Ayer, día 16 de diciembre, con un frío que pela en Londres, cayó la primera nevada del invierno sin hacer mucho más que dar por saco, porque ni cuajó ni na de na, solamente enguarrinó la calle y fastidió los maratones de compras que se están pegando algunos, porque aquí no hay reyes, hay solo papá Noel, y llega la semana que viene y algunos no han hecho sus deberes… (me incluyo entre ellos, pero yo ayer estaba currando).

Total, que en mi camino de vuelta del curro andando, diez minutitos en poco más de un kilómetro que son un crisol de formas y colores en lo que al vestir se refiere, me dí cuenta de lo absurda a la par que ridícula puede llegar a ser la gente. O es que mi sentido de la comodidad (y el común), superan con creces cualquier moda, tendencia o diseño vanguarista. Vamos, que ande yo caliente, ¡ríase la gente!, aunque lo mismo debía pensar algún esperpento con el que me crucé mientras andaba, pero al reves, y en inglés. Detallo:

-Mi outfit: ropa interior, (of course), leotardos gorditos, camiseta térmica de manga larga y cuello alto, jersey de cuello vuelto, chaqueta de lana, abrigo, bufanda, gorro de lana, guantes, y botas de piel.

-La de la tendencia cool en cuestión: medias transparentes, pantalón de verano floreado por encima del muslo, (de estos que solamente te pueden quedar bien si mides dos metros de alto y pesas 30 kilos), abrigo de piel sintética por encima de la cintura y manga por el codo, (a pelo, sin jersecito a la vista), y manoletinas roídas.

¡Toma ya! tengo que empezar a tener la buena costumbre de llevar mi cámara de fotos allá donde vaya, incluso al trabajo. Que luego me pierdo primicias como estas y sólo puedo detallarlas por escrito cuando una imagen (¡y qué imagen¡), vale más que mil palabras.

Pero lo mejor es que no era la única ni de lejos. La gente en esta ciudad por la mañana se asoma a su ventana y si ven que hace sol, como ocurre tan raramente, da igual que sea agosto que diciembre, se plantan lo más ligero que pillen en el armario aunque les quede como una patada en el culo, vayan hechas unas ridículas, y por supuesto corran el riesgo de cogerse una pulmonía o de sufrir una hipotermia al menos en los piececitos, o todas las anteriores a la vez.


A falta de foto del evento mencionado, pongo una de todo lo contrario, la Britney con botas UGG (calentitas calentitas), en pleno verano y bebida del McDonalds en mano.

Sin comentarios.

sábado, 5 de diciembre de 2009

¿Quién dijo crisis?


En Londres por lo visto no está. O al menos los sábados cierra el candao, porque hoy han cortado todo Oxford Street al tráfico para que la gente se diera bien a gusto a las compras navideñas. Y la gente lo ha dado ¡todo, todo! Estaba la calle repletita, solo se veían cabecitas con paraguas y gorros de lana, que hace ya un frío que pela y la lluvia no perdona. Y claro, todas las tiendas con las puertas abiertas de par en par y ofreciendo "gifts for free" a modo de reclamo para todos aquellos deseosos de encontrar el regalo perfecto, (bueno, bonito y barato), en Prymark, posiblemente.

Y en estos días es cuando yo me pregunto de qué habla todo el mundo cuando se refiere a la crisis, porque esto es una cosa, pero cuando a partir del veintitantos de diciembre vuelva a ver a la gente haciendo cola en la puerta de Selfridges (El Corte Inglés de aquí, para entendernos), para conseguir un bolso de Gucci al 40 % (como si eso significara que su precio fuera menos ridículamente excesivo), le haga una foto y la cuelgue aquí, todo el mundo entenderá por qué digo que de qué leches hablan cuando mencionan la renombrada crisis.

El paro sube, dicen. ¡Pues normal! Tengo dos opciones:

Opción uno: encuentro un trabajo donde me pagan 750 € mensuales por currar 40 horas (mínimo) a la semana.

Opción dos: vivo como si estuviera de vacaciones y me corresponde de paro (porque yo me lo he ganado currando anteriormente) 700 € al mes.

¡Ufff, déjame pensarlo! Creo que opto por la opción tres: ¡¡¡me tiro al paro y me compro mi bolso de Gucci en Selfridges con el 40% de descuento!!!

Pero no podemos hacer esto, ¡está mal! Que descuadramos las estadísticas y los políticos se vuelven locos… bueno, es cierto, lo reconozco, hay crisis, pero es que me parece a mi que lo que hay también es mucha psicosis, y la gente se dedica a meter moneditas debajo del colchón, lo que solo genera más de la una y de la otra!! Pero bueno, no hablo de crisis más, porque no tengo ni idea de economía más que por lo que aprendí leyéndome el libro de La Crisis Ninja, (muy divertido y recomendable, por cierto), y como en todo, tengo mi propia visión del asunto y no voy a darle más bombo al tema, que luego mi maridín me dice que soy una incendiaria.

El caso es que yo voy a evitar a toda costa los sábados predestinados a compras navideñas, porque son el peor día para hacerlas. En ocasiones como estas simplemente no hay nada mejor que ir contra las normas, que parecemos rebaños de ovejas todos yendo de cabeza a comprar, a empaquetar, a cargar como mulas, ¡qué pereza! El año pasado creo que me crecieron los bracitos de lo que me pesaban las doscientas bolsas con las que volví a casa como si me hubieran dado una paliza, un sábado de compras, claro, y este año por ahí no paso. Las haré en varios días, de poquito en poquito, sin prisa pero sin pausa y aprovechando las rebajas que aquí se adelantan a las españolas, con eso de que los Reyes Magos no pasan por estos lares.

Y si a alguien le toca regalito del Prymark en el amigo invisible, que no se queje, ¡que estamos en crisis¡